Algunos liberales deberían dejar de pensar que la carta de la legalidad es la única válida para ganar un debate. La legalidad son las reglas de juego, pero las leyes son mutables y sujetas a interpretación o capricho de una clase gobernante con cada vez menos remilgos. Una cosa es el imperativo de respetar la ley y otra quedarse sentado creyendo que es una especie de ángel de la guarda o un reflejo de la moral de la ciudadanía
La "ley" tenía que parar los pies a los independentistas y no lo hizo, tenía que convencer a Europa y tampoco lo hizo, debería habernos protegido de los excesos de este gobierno y sólo ha servido para reforzar sus desmanes. En su momento escuché de supuestos liberales que abrir el melón de los indultos o los pactos con Bildu no era algo que se pudiera recriminar al gobierno (que había prometido no hacerlo) porque era " lo legal". Ahora con la cúpula del poder judicial subvertida, las leyes de Montero y la ley educativa lloriquean como si no fuera obvio que algo así iba a suceder, y con los candidatos condenados por terrorismo callan como meretrices esquineras.
La misma gente se reía cuando los independentistas separaban entre el ámbito de lo legítimo y lo legal... y no deberían haberlo hecho, pues ese es el verdadero campo de batalla político de nuestra época. Habiendo quedado más que demostrado que el ámbito legal va a protegernos cada vez menos y poco a poco puede retorcerse hasta convertirse en el escudo de los tiranos, deberíamos reconocer de una vez que debe hacerse un esfuerzo serio para ganarse la mente y el corazón de la ciudadanía que padece esta creciente degeneración. Por eso, señores míos, es hora de deshacerse del agnosticismo moral y comenzar a colocar en el centro cuestiones como la legitimidad, la verdad y la justicia: todo lo que está ausente en las instituciones. Háganse a la idea de que el marco de tolerancia de las democracias liberales ya no existe ni los ideales que lo inspiraron son el punto en común en ningún hemiciclo: todo eso ha sido desplazado por una caricatura dantesca y si no hacemos nada cada vez será más difícil salir del pozo.