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miércoles, 5 de marzo de 2025

Mano izquierda (III)

Veo muchas críticas del profesorado de Filosofía en Baleares a que se reduzcan las horas semanales Valores Éticos de 4º de ESO a la mitad, pero creo que deberíamos reflexionar un poco sobre el motivo real de nuestro enfado.

    Nos cabreamos porque nos quitan horas de trabajo y (al poner en entredicho la importancia de nuestra especialidad) cuestionan nuestra valía como individuos. Motivos totalmente legítimos por sí mismos, tanto que no haría falta ocultarlos bajo ideas elevadas o apelaciones al civismo.

    No hagamos una vez más el teatrillo de decir que estamos preocupados porque realizamos una función social indispensabilísima, tan importante que si dejamos de hacerlo comenzarán a sonar las trompetas del Apocalipsis. No es así: entre el contenido ideológico de otras materias, las políticas de centro y la acción de las comisiones en la mayoría de institutos ya se hace lo que según el currículum es nuestra provincia. El feminismo, los derechos humanos, el ecologismo y todos los sospechosos habituales saturan tanto el ambiente que nuestra función institucional se ha vuelto obsoleta.

    De hecho, las habituales voces afirman que las trompetas del Apocalipsis están sonando ahora mismo. Y yo les digo: ¡Si lo hacen también es gracias a nuestro gremio! Si el alumnado se ha vuelto reaccionario y vulnerable a la desinformación es gracias a que hemos tratado de ideologizarlos tanto que los hemos vacunado contra muchos de esos "valores cívicos y éticos" que les hemos querido inculcar. No sólo somos vectores de la crisis de identidad que atraviesa nuestra sociedad sino que, además, en lugar de erigirnos como el hermético mago de la corte hemos enseñado los trucos a todo el mundo para que puedan desecharnos cuando se les antoje. A este paso veremos al profesor de química o educación física preguntar "¿es esta tu carta?" a una audiencia cada vez más apática mientras nosotros nos comemos las uñas en un rincón.

    Quizá la solución a todo este embrollo sea reclamar menos "valores" y más Filosofía. Primero de todo porque así los chavales no se darán con el bordillo al llegar a bachillerato y toparse por primera vez con un tal Platón. Segundo (y quizá más importante) porque en lugar de depender de unos valores "perennes" pero en el fondo más maleables que el plomo nuestros alumnos deberían reflejarse en el espejo de los antiguos pensadores, aprender de sus errores y ver cómo la humanidad lleva milenios enfrentándose a los mismos problemas. Quizá si comenzáramos a creer de verdad que la Filosofía sirve para algo en lugar de simplemente cacarearlo conseguiríamos dar algo bueno a la sociedad y, de paso, ganar algunas horas extra a la semana.



jueves, 27 de febrero de 2025

Mano izquierda (II)


   Hoy he acabado de ver la Kermesse Heroica con mis alumnos Secundaria y he de decir que estoy gratamente sorprendido. Han demostrado que podían analizar tramas y subtramas, nadie se ha dormido, no hemos necesitado recapitular y hasta han aplaudido al final.

    Parecen nimiedades, pero teniendo en cuenta que es una peli en blanco y negro de 1935 y que son chavales de 2025 lo considero un éxito rotundo. Esto demuestra que si a principio de curso les hablas como adultos y les remueves un poco la sesera son capaces de seguir el ritmo sin problemas. Si la cosa sigue así me estoy planteando poner Rashomon.

Hu-há


martes, 14 de enero de 2025

Mano izquierda (I)

Algo que me sorprende de algunos docente más veteranos que yo es la total falta de paciencia y mano izquierda con los alumnos en sus antípodas ideológicas. Por ejemplo, ya son varias veces que escucho “es que mis alumnos son unos fachas” o “las falacias siempre vienen del mismo lado” , todo porque les han saltado con críticas airadas al discurso interseccional, que a veces se acaban convirtiendo en alegatos machistas o racistas.

    Lo que pasa con esos alumnos no es que sean fascistas convencidos... sino que son adolescentes. Por una parte, como en cualquier época y lugar, están poniendo a prueba los límites de sus mayores y se están rebelando contra un discurso institucional que lleva décadas siendo de izquierdas. Por eso se han invertido las tornas y ahora lo punk es ser de derechas. Por otra parte, además de adolescentes son incultos -culpa nuestra- y nadie les enseña criterios fiables a la hora de analizar un discurso, de ahí que traspasen la frontera entre el argumento legítimo y la perorata reaccionaria con facilidad. 

    El docente debería tener en cuenta estas obviedades y mantener siempre una actitud caritativa ante las personas que tiene al cargo. Una cosa es no tolerar las faltas de respeto e incumplimientos de reglas de convivencia y otra mantener una actitud puramente adversarial que precisamente es lo que acaba llevando a un ciclo de acción-reacción que envenena las relaciones y evita que tomen en serio tus correcciones, porque en el fondo no confían en tí como guía. De hecho, tomar ese camino implica confirmar muchos de los prejuicios que el alumno lleva en la mochila, regando el árbol del resentimiento para crear extremistas genuinos. El profesor, además, no puede ser tan soberbio como para creer que aquellas partes del curriculum que se corresponden con sus ideas están exentas de crítica. Todas las causas, no importa lo justas que sean, tienen puntos flacos en su aplicación ¡Si los chicos de 2025 han salido así después de bombardearlos de propaganda del lado opuesto desde la más tierna infancia por algo será!

    Los profesores estamos ahí para mostrar a los chavales que viven en un mundo mucho más grande que sus experiencias cotidianas, y que en él pueden encontrar cosas que les ayudarán a expandir sus horizontes. También, lo queramos o no, somos modelos de conducta incluso para quienes nos desafían. Por eso no podemos quedarnos de brazos cruzados y decir que nuestros alumnos son unos fachas (en su momento eran rojos) sino con mucha mano izquierda llevarlos por el buen camino. Y ese camino no es volverlos conversos de la religión laica que profesamos, sino que acaben el curso viendo entre los “suyos” el monstruo que todos llevamos dentro y respetando genuinamente a alguien cuyas opiniones no comparten.

jueves, 25 de julio de 2024

Nuevos comienzos

Las ideologías derivadas de la Ilustración tienen un problema a la hora de conceptualizar la Modernidad. 

    En teoría es una avenida hacia la libertad dentro de un marco de mínimos. Se supone que a partir de dicho orden cada individuo desplegará libremente su potencial y, en consecuencia, los grupos humanos se volverán mucho más heterogéneos. Sin embargo, por mucho que asociemos la Modernidad a la ciencia y el orden, lo cierto es que en el siglo XXI es imposible negar que esta se ha probado como una fuerza profundamente entrópica. En la cultura popular se asocia dicha palabra  a imágenes de caos y destrucción , dejando de lado un aspecto fundamental: a medida que la entropía se asienta en un sistema sus divisiones internas se desdibujan. Es decir, se vuelve más homogéneo.

    Es imposible fijarse en el mundo globalizado o las tensiones presentes en tantos países de nuestra órbita (sospechosamente parecidas entre sí) y negar que esté sucediendo precisamente eso. Nos enorgullecemos de tolerar más divergencias respecto a lo normativo en tiempos de nuestros abuelos, sin entender que estamos peleando con monstruos imaginarios: hace décadas que ese mundo desapareció. Pero eso no significa que haya muerto la normatividad: aunque supuestamente tengamos más margen de maniobra, usamos esa libertad para llevar vidas de lo más uniformes. Si no existiera una norma nuestra cultura no podría haberse vuelto tan sarcástica. 

    Cada día es más evidente que la pescadilla se muerde la cola y nos encontramos en el final de una era.  Esta es la raíz de la polarización que se ha adueñado de Occidente: quienes ostentan el cetro se niegan a aceptar que el pozo de las ideas se ha secado y es la hora de mirar las cosas desde otra perspectiva, quizá una más próxima al hombre de a pie. Con esto no voy a ser equidistante: desde hace mucho la pelota está en el tejado de las fuerzas e instituciones que se autodenominan progresistas. A día de hoy representan el elitismo, el clasismo y el inmovilismo mucho más que los conservadores más recalcitrantes. No puede ser que se asusten cuando cada vez más ciudadanos deciden irse al campo de individuos como Trump pero que su única explicación sea que se trata de paletos fascistas ¡Si la gente se decanta por eso es que algo malo habrán hecho quienes llevan las riendas, digo yo!

    En fin. Insisto en que nos encontramos al final de una era, o mejor dicho: el convulso nacimiento de un tiempo nuevo. Si las clases gobernantes y el establishment cultural se niegan a aceptarlo, tarde o temprano acabarán totalmente desplazados. No hay vuelta atrás, y cuanto más nos resistamos a aceptar esta realidad más agitada será la transición y peores las alternativas. 

    No obstante… es un nuevo comienzo. La promesa de volver a ver el mundo con los ojos inocentes de un niño debería ser suficiente para que aceptemos las privaciones del camino. Cuanto antes nos pongamos las botas y salgamos, mejor.

miércoles, 12 de junio de 2024

Cimientos

    En parte estudié Filosofía para encontrar un camino para explicar la moral al margen de la religión, pero si tras ver lo que he visto los últimos once años tuviera que dar carpetazo al asunto diría que la moral sólo puede existir a partir de la religión. No necesariamente dentro de la institución religiosa, pero sí en la base histórica y cultural de las religiones. No puede existir una moralidad asépticamente moderna, racional y científica; lo que hay de bueno en los sistemas que proclaman serlo en el fondo proviene de tradiciones culturales estrechamente relacionadas con el pensamiento religioso. No olvidemos que una de las etimologías propuestas para la palabra religión se remonta mal término religare, que significa reunir o vincular; y me temo que no sólo en sentido de unir al hombre con entidades espirituales o crear comunidades, sino también ser la urdimbre de la existencia que da sentido a lo que de otra forma sería un conjunto de conceptos y experiencias disparejos.

Muchas buenas personas creen que su forma de ver el bien y el mal es perfectamente autónoma, pero en realidad el oleaje ha desdibujado sus huellas y no ven de dónde han heredado los conceptos que usan o incluso sus intuiciones más elementales.

jueves, 30 de mayo de 2024

Donde acaba la comodidad

Creo que ya podemos afirmar con seguridad que el intento de contener y domesticar el espíritu humano para que no volvieran a repetirse los horrores de la Segunda Guerra Mundial ha fracasado. De hecho, de cada vez tengo más claro que el experimento de amansar a la sociedad es la causa de los horrores presentes... y los que comienzan a perfilarse en el horizonte. 

    Quizá habría sido más sensato aprender a vivir con el potencial monstruo que todos llevamos dentro que desterrarlo a un rincón oscuro y pretender que no existía. Dicho de otra forma: al hombre no le basta con satisfacer sus necesidades elementales o tener comodidades. Para vivir necesitamos creer en algo mayor que nosotros mismos, perseguir nuestras pasiones, tropezar y aprender a sortear los obstáculos. Cuando retiramos de la vida diaria la ilusión o la aventura acabamos inventando problemas y desarrollando extrañas patologías para rellenar ese vacío. Ahí es donde acaba la comodidad y comienza el llanto.

martes, 14 de noviembre de 2023

What is happening in Spain?

Perhaps some of you have heard that in Spain there are protests by citizens, professional associations and public organizations against a law that the current provisional government intends to approve to gain the support of other parliamentary groups. Many say that this law would de facto abolish the division of powers in the Kingdom of Spain and would put us at the level of a banana republic where politicians from certain parties can commit whatever crimes they want and trample on the rights of citizens with impunity. Fasten your seatbelts, because this is completely true and I'm going to explain you why...

    The story of Pedro Sánchez and Catalan separatism is so long and winding that it would require several articles to explain it in detail, but I will do my best to summarize all the most relevant points here, although feel free to ask me for more details. In simple terms, the following is happening: the current acting Spanish president lost the general elections, but since he came in second place he can repeat his term if he obtains enough support from other political parties present in the Congress of Deputies. To achieve this, he intends to approve an anti-constitutional law that not only grants amnesty to politicians convicted or fleeing from justice abroad, but also completely abolishes judicial independence and grants criminals all available resources so that they can commit crimes again, intention they have already expressed on repeated occasions. In fact, not only will they be given those resources, but they will be forgiven for the titanic debt they incurred due to their abysmal management by taking that money from the rest of the Spanish regions.

    The beneficiaries of the amnesty will be the Catalan politicians who called an illegal independence referendum in 2017. The Catalan independence movement (“Procés”) has a decades-long history of media gaslighting and propaganda; But for the sake of space, here I am only going to focus on the events that led to the conviction of its later instigators.

Before beginning I must make it clear that although I am strongly opposed to Catalan nationalism, I consider the existence of independence parties is perfectly legitimate. What is not legitimate is that in order to achieve their objectives, these parties or those of any other ideology commit crimes, especially when there are legal channels to pursue their ultimate objectives. It is also important to say that not all of the Catalan population (not even half) is in favor of independence or even has a nationalist ideology. In fact, many people are disgusted that their political representatives and neighbors march with torches like the Nazis did, or that they make perverted use of the law to try to prevent Spanish from being spoken in schools. That is why a large part of the secessionist media apparatus has also made an effort to exploit the disenchantment and indifference of the population with Spanish politics in general, something undoubtedly shared in other regions that have to suffer the same as them. The success of these disinformation media has been to make the population believe that local politicians are the lesser evil, when in reality they are at the center of their problems... and those of the rest of the nation.


THE SECESSIONIST PROBLEM

After being warned many times that a regional government organizing a binding vote to unilaterally separate from Spain was illegal, Catalan secessionists turned a deaf ear and on October 1, 2017 organized a illegitimate referendum. Illegal voting was carried out in schools, using children and the elderly in meatshields and coordinating with various foreign disinformation media. Unlike most of the innocent people who voted (if we are to believe the irregular census provided, only two million of the five million local population voted), the politicians who organized it knew that they had no serious chance of achieving anything, but they went ahead anyway to force the hand of the State, which could not sit idly by in the face of such a challenge. They avidly sought one thing: photos of martyrs and repression for the international press. The Catalan population, even those who were not in favor of independence or were indifferent to it, were deceived by the local media into believing that a legitimate vote was taking place, after months and years of ideological bombardment.

    The situation was so serious that there were even fears of subversion in the regional police (yes, the “oppressed” Catalan Generalitat has its own police force), which went so far as to destroy incriminating documents and confront other police forces. In fact, the central government had vetoed the shipment of new ammunition for months, since said force had tried to buy weapons more suitable for war than for police functions. It was later discovered that the Generalitat even had considered the possibility of obtaining support from Putin by creating a military base in the port of Barcelona. Apart from that, there were serious riots in the region by the most radical elements of the independence movement and all types of sabotage were also carried out. Fortunately, many terrorist acts were stopped before they could take place, but their planning has been amply proven judicially.

    At this point it is important to explain several contextual elements that totally refute the secessionist argument that Spain refuses to dialogue peacefully with them:

    Before the illegal referendum was consummated, the then-regional president Carles Puigdemont (successor of Artur Mas, who initiated the secessionist process) was invited twice to the house of Spanish sovereignty - the Congress - and on both occasions he abruptly refused, claiming that he did not want to participate in an open debate: he just wanted to make a speech, without a response or question round. Precisely one of the reasons why all this is happening is that many territorial issues in Spain are discussed behind the scenes: the politicians of the large national parties have a long history of granting privileges and concessions to nationalist local governments in exchange for their support in Congress. All this would change if the Senate fulfilled its function as a chamber of territorial representation, that is, a place where the representatives of the various Autonomous Communities of Spain could openly say what they think about themselves and their neighbors... Perhaps this is how the the international press would see once and for all the hatred, classism and nineteenth-century supremacism of the ideologues of the independence movement when they talk about the ideological basis of their projects.

    The Spanish Autonomic (territorial) system is imperfect, but it is also much more decentralized than that of many federal states. Our Constitution does not have perpetual articles, and in fact it contemplates legal means to alter it or convene a new constituent process. Following the appropriate channels and with a valid majority, the Spanish monarchy could become a republic and the debate on territorial secession could even be opened. However, the leaders of the independence parties and their staunchest followers opted for unilateralism, fake victimhood, and when all that failed, violence; because as their president has already demonstrated, the mask of the peaceful victim quickly slips when they are offered the possibility of having a public conversation about their ideas and they reject it. All of these crimes were financed with public money, that is, with corruption not only towards their own citizens (which would be serious enough) but also towards the rest of the Spaniards whom they claim to hate so much. In fact the unfortunate slogan “Spain steals from us” could not be more false: Catalonia has long been one of the richest regions in Spain, home to many multinationals, with a vast industrial infrastructure, and the seat of many important cultural events; and despite this, it is proven that it is one of the territories where public funds have been managed the worst and money is wasted the most. Despite this, the ex-president of the Catalan Generalitat Artur Mas (convicted of corruption) invented a story of economic grievance with respect to the rest of Spain to try to counteract the massive mobilizations against him during the economic crisis that began in 2008, and in the process attract to the independence movement to non-nationalist citizens, in many cases “charnegos” (i.e. descendants of emigrants from other regions, especially Andalusians) that Catalan nationalist elites have always treated as subhuman.

    But returning to the events that occurred after the illegal vote, the central government chose to apply Article 155 of the Constitution in the most lax and brief way possible, that is, without actually suspending Catalan autonomy when it was legal and appropriate to do so. In my opinion that was a serious mistake. Some "Procés" leaders alleged that they would stay in their positions to resist until the end, deceiving their allies and followers while they fled out of the country, with the intention of internationalizing the conflict and creating problems within the European Union. Precisely this escape precipitated the immediate arrest of those who had stayed behind, so that they would not decide to flee as well after risking the integrity of the people they had deceived.

    The trial of those responsible for the "Procés" was long and complex, but so that there were no doubts about the court's proceedings, there was total transparency, it was followed minute by minute by all the media and live by the citizens. According to proven facts, if we examine the penal code clearly the worst crime committed by the Catalan leaders was rebellion. In fact, the conviction for rebellion was what the state attorney's office and the prosecutor's office requested, and according to judicial sources it was also what the Supreme Court judges saw. Except for the flight of Puigdemont, who lost much of his power, the Catalan issue seemed, if not completely resolved, at least contained and on the right track. A conviction for rebellion could later have been used to outlaw pro-independence parties for crimes in a fair way: for their crimes, not for their ideas or desires.


THE ARRIVAL OF SÁNCHEZ

But this is where the man called Pedro Sánchez comes into play. Sánchez is a politician from the PSOE -Spanish Socialist Workers' Party- who had been expelled from the leadership of his party for his dubious democratic conduct, among other things. However, what the old guard of the PSOE did not count on was that part of the party's bases (those responsible for choosing the candidate) had gradually become more and more populist. Sánchez took advantage of this to, in an unexpected (almost Trumpian) turn of events, be re-elected as a socialist candidate against all odds. Once settled in that position, he called a successful motion of no confidence against the government of Spain at the time (marred by cases of corruption in the conservative party) and called a general election.

    At that time there was a lot of fear that Sánchez needed the independentists, other nationalists and the communists of Podemos to govern. But Sánchez said that there was nothing to fear because he would not agree to anything with them in any case...

    The first thing Sánchez did was change overnight the representative of the State Attorney's Office in the trial of the secessionists. The said body immediately went from requesting a sentence for rebellion to one for sedition, and both it and the Government (in a totally illegal and undemocratic manner) exerted great pressure on the court so that this was finally the sentence, with the most lax punishments possible. It should be said that one of the main differences between rebellion and sedition is the use of violence, and this had been widely proven during the trial. At this moment many people downplayed the issue, despite its seriousness. They believed that it would be a momentary measure to ensure the investiture and calm Catalan politics. But Sánchez obviously did not stop there, because although politicians are generally ambitious liars, Sánchez is willing to transcend all the limits of what is acceptable in broad daylight.

    After this attack on the rule of law, the leader of the PSOE and his psychophants said many times that they would NEVER pardon the secessionist leaders... only to be proud of doing just that a few months later, when they needed their votes to stay in power. Not satisfied with this, and seeing that with the 2020 pandemic (during which the government stood out for its incompetence and illegalities) their position was weakened, they decided to give another gift to criminals: they eliminated the crime of Sedition from the Penal Code, and reduced the penalties for embezzlement of public funds; crimes for which the secessionist leaders had been convicted. And they did all this while the secessionists repeated the same thing over and over again: that they did not regret the damage caused and that they would do it again. Not content with this, Sánchez ignored the pressure from the European institutions, which demanded that the various bodies of the judiciary should be chosen entirely by the judges and placed a majority of his supporters on the constitutional court, foreseeing that at some point he would need them.

    After all these terrible decisions and many others on issues unrelated to this is when we arrive at the current moment. Sánchez and his supporters, before this year's general elections, repeatedly insisted that they would NEVER grant amnesty to pardoned independence leaders (to erase their crimes) or to those who carried out or planned violent acts in Catalonia, much less to the politicians who had fled abroad to avoid being judged. And now, months later, not only are they going to amnesty them all... but they are going to force the judges to close all related cases, they are going to allow those convicted not to return a single cent of the five million euros they stole (only for the illegal referendum, without counting other things) and they are going to forgive all the debt of that regional administration (the result of decades of bad management) with money from the rest of Spain. In fact, Sánchez has already showered the criminal parties with tons of subsidies, and plans to give them control over strategic infrastructure and the total money collected through taxes in the region... so that they can repeat their coup d'état again, but with a greater chance of success and harm for innocent people. But the worst thing, by far, is that the PSOE has included in the pact document the seccesionist claim that in Spain there was lawfare against the independentists, and that for this reason POLITICAL COMMISSIONS WILL BE CREATED TO CONTROL THE JUDGES; just destroying the Separation of Powers, one of the foundations of democracy.... in fact, the key element to preventing tyranny.

    Needless to say, all of this is anti-constitutional in a way so obvious that it hurts the eyes... but do you remember what I said before about the Constitutional Court?

    Faced with this, not only have the constitutionalist political parties and more than a million people demonstrated in the streets of the entire nation last Sunday, but also countless civil servant bodies, associations, professional associations, bodies of the judiciary, employers' associations and many more. But Sánchez is not going to give in because the only thing that matters to him is staying in power at whatever price is necessary. He is not going to call elections now because the veil of falsehood has fallen and he would have to admit his intentions during campaign. If nothing changes, he will call elections in four or five years. His plan: seeing the economic storms on the horizon, let the economy collapse and subsidize large percentages of the population with public money to create a captive vote. The ultimate goal: for Spain to become something similar to certain Latin American republics that Sánchez has as a model, “democracies” where everyone with half a brain knows the corruption of the ruling party but fears losing subsidies. And if he is still voted out of power, then his radical allies (not just the Catalan secessionists) will seriously and perhaps fatally destabilize a new government trying to fix what the PSOE has destroyed.

    This is the most serious challenge that Spanish democracy has suffered, even more so than the attempted coup d'état of 23-F, at the end of the last century. The situation is so serious that only the perseverance of constitutionalists, international support or a miracle can save us. They say that “the price of Freedom is eternal vigilance”, and it is so true that in Spain it was enough for us to fall asleep for a few moments for democracy to crumble. Perhaps we are already lost, but I hope that my story of what is happening here will help open eyes abroad, to prevent the rise of other maniacs blinded by ambition.







viernes, 10 de noviembre de 2023

Es ahora

Las manifestaciones, por masivas que sean, no van a hacer que el actual gobierno decida convocar elecciones. Pero son necesarias para que quienes pueden echarlo o al menos ejercer presión real vean que tienen una oportunidad para cumplir su deber con la constitución y la ciudadanía. Por eso hay que ir, aunque uno no esté acostumbrado, y cuando más seamos más verán quienes aún no se atreven a alzar la voz que no están solos. Y si eso no funciona al menos podrás decir que cuando la casa se desmoronaba te mantuviste de pie y no con la cabeza gacha del esclavo.

    Desde mis días de universitario he despreciado las manifestaciones y el mundo asambleario, y llevo como una medalla el no haber ido a ninguna en todos esos años ni los años siguientes, ni haber permitido que ningún colectivo nebuloso se aprovechara de mi presencia. Pero hemos llegado al punto límite: es ahora que hay que dejar caer el manto de apatía que hemos cargado los constitucionalistas todos estos años, de dejarse ver y hablar claro. Si de verdad te preocupa lo que está pasando haz como yo, anula tus citas del domingo y plántate en tu capital de provincia. Y si puedes convencer a alguien de que se sume a un momento tan importante, mejor.

    Los nubarrones que se nos echan encima son tan negros que no podemos permitirnos los habituales "es que..." remilgados: da igual que haya gente y partidos políticos que busquen capitalizar las movilizaciones, se están desmantelando los últimos resquicios del estado de derecho y la ciudadanía española. Estamos hablando de tiranía, y frente a eso no hay excusa posible: el deber del hombre libre es alzarse y ser un ejemplo para las generaciones venideras 

martes, 12 de septiembre de 2023

Ron en el cartón de leche

Todo el revuelo que está habiendo en torno al live action de One Piece ilustra perfectamente el punto de por qué no me gusta hablar de franquicias sino de obras concretas. Es exactamente lo mismo que valorar la calidad o belleza de una prenda de vestir porque lleva el logo de una marca prestigiosa, o un mojón plantado en un lienzo porque lleva la firma de un artista conocido.
    Hay adaptaciones cinematográficas que, independientemente de su fidelidad al original, son perfectamente válidas como entidades separadas. El Señor de los Anillos, Charlie y la Fábrica de Chocolate o incluso la infame Starship Troopers  (que ni se toma en serio a sí misma) funcionan como productos autónomos: puedes disfrutarlos y juzgarlos ignorando el producto original. Incluso puede que te entren ganas de leer el libro si no lo habías hecho.
    Con One Piece no pasa esto, sino lo mismo que con los fans de la trilogía de secuelas de Star Wars: no os gusta por lo que es, sino por lo que representa o la categoría a la que pertenece. En todas las reseñas favorables que he leído o escuchado se va en la misma dirección: es buena o aceptable por las referencias a otra cosa, provoca sentimientos de nostalgia o es decente si la ponemos al lado de otros live actions que requerirían abrir un ala nueva en el Abismo para contenerlos. Pero si ponemos la serie entre paréntesis y la analizamos por lo que realmente es no se sostiene ni la interpretación, ni la forma de contar la historia, ni los decorados, ni el vestuario. Es decir: si le quitamos la referencialidad es un producto vacío destinado a un público con un sentido de la pertenencia más alla de toda duda, pero una sensibilidad estética cuestionable.
    Además, al ser un derivado de manga y anime, los problemas que vemos en los live actions o las versiones CGI de los clásicos de Disney se multiplican por cien. Esto es así porque la historieta y animación japonesa dependen de un conjunto de recursos expresivos mucho más complejo (y menos naturalista) que el de sus homólogos occidentales. Además las reglas de la "suspensión de la incredulidad" cambian con el medio en que se presenta una historia, y en caso de ciertos tipos de manga son extremadamente maleables.
    Dicho en otras palabras: hay muchas cosas que en anime son aceptables (incluso icónicas) pero con actores reales u otro tipo animación quedan completamente ridículas. Ante esto uno tiene que escoger: diluyes esos elementos hasta que el producto no lo reconoce ni su madre, buscas un incómodo punto intermedio (fracaso asegurado) o te pones las gafas de buceo y das el triple salto mortal, tratando de recrear al milímetro el lenguaje del original... lo que es prácticamente imposible, extremadamente caro y probablemente se acabe viendo absurdo de todas formas. 
    No es casualidad que ciertas historias nazcan en un medio concreto: en cualquier otro hacerlas funcionar es imposible o requiere un trabajo tan costoso que no vale la pena. Por eso aunque podemos poner muchos calificativos feos al live action de One Piece, la palabra que mejor lo define es "innecesario".

sábado, 8 de julio de 2023

El mito del retroceso

Cada vez estoy más harto de la dialéctica de avanzar-retroceder que sale a flote siempre que hay elecciones. 
    Por poner un simple ejemplo: el mundo posmoderno ha vuelto a gente más infeliz y los problemas mentales se han disparado hasta el punto de fetichizarse. Sin embargo, los predicadores que a la mínima te acusan de querer volver al oscurantismo prefieren callar en vez de admitir un retroceso como consecuencia de ese deambular sin rumbo. Si los hechos los acaban acorralando lo habitual es que señalen una conspiración del capitalismo, los curas y el fascismo; sin caer en que hoy día los grandes capitales son sus correligionarios, los curas van por el camino del Dodo y el fascismo, lejos de ser un hombre del saco conservador, se refleja en la totalitaria huida hacia delante de la socialdemocracia.
    En lo personal creo que el eje para valorar la realidad es y será siempre bueno-malo o mejor-peor. Lo de avanzar-retroceder es una patraña, porque lo único que avanza en esos términos jamás retrocede y se encuentra más allá de nuestro control: el Tiempo. Mucho antes de que la Modernidad nos hiciera creer en el mito del "avance" según los grandes designios de unos pocos iluminados el progreso se daba de forma natural por un hecho simplísimo: los antiguos no eran estúpidos y les gustaba vivir bien tanto como a nosotros. En los últimos tres siglos el idealismo utópico (i.e. el progresismo) ha matado a más gente que todas las inquisiciones juntas, y sin embargo en vez de aprender la lección el miedo a volver a las cavernas nos hace seguir claudicando una y otra vez.

martes, 16 de mayo de 2023

Legítimo, verdadero y justo

Algunos liberales deberían dejar de pensar que la carta de la legalidad es la única válida para ganar un debate. La legalidad son las reglas de juego, pero las leyes son mutables y sujetas a interpretación o capricho de una clase gobernante con cada vez menos remilgos. Una cosa es el imperativo de respetar la ley y otra quedarse sentado creyendo que es una especie de ángel de la guarda o un reflejo de la moral de la ciudadanía

    La "ley" tenía que parar los pies a los independentistas y no lo hizo, tenía que convencer a Europa y tampoco lo hizo, debería habernos protegido de los excesos de este gobierno y sólo ha servido para reforzar sus desmanes. En su momento escuché de supuestos liberales que abrir el melón de los indultos o los pactos con Bildu no era algo que se pudiera recriminar al gobierno (que había prometido no hacerlo) porque era " lo legal". Ahora con la cúpula del poder judicial subvertida, las leyes de Montero y la ley educativa lloriquean como si no fuera obvio que algo así iba a suceder, y con los candidatos condenados por terrorismo callan como meretrices esquineras.

    La misma gente se reía cuando los independentistas separaban entre el ámbito de lo legítimo y lo legal... y no deberían haberlo hecho, pues ese es el verdadero campo de batalla político de nuestra época. Habiendo quedado más que demostrado que el ámbito legal va a protegernos cada vez menos y poco a poco puede retorcerse hasta convertirse en el escudo de los tiranos, deberíamos reconocer de una vez que debe hacerse un esfuerzo serio para ganarse la mente y el corazón de la ciudadanía que padece esta creciente degeneración. Por eso, señores míos, es hora de deshacerse del agnosticismo moral y comenzar a colocar en el centro cuestiones como la legitimidad, la verdad y la justicia: todo lo que está ausente en las instituciones. Háganse a la idea de que el marco de tolerancia de las democracias liberales ya no existe ni los ideales que lo inspiraron son el punto en común en ningún hemiciclo: todo eso ha sido desplazado por una caricatura dantesca  y si no hacemos nada cada vez será más difícil salir del pozo.


sábado, 29 de abril de 2023

Fe de Erratas

Más allá de la economía, la política o las discusiones de salón, el mundo de nuestros abuelos seguía girando porque a pesar de todos los problemas y errores estaba construido sobre un sustrato que (racionalizable o no) era verdadero. Podrían surgir crisis gravísimas, pero la incomodidad existencial que experimentamos hoy y el faccionalismo irreconciliable a todas horas del día no se contaban entre ellos. 

    Poco a poco me he dado cuenta de que muchas cosas daba por buenas eran mentira: no sólo las promesas de futuro boomers que tanto (y tan acertadamente) se critican, los desmanes de las ideologías posmodernas o las consecuencias funestas del positivismo. No es, como llegué a creer en su momento, que en los siglos XIX y XX el tren descarrilara debido a la irrupción de ciertas ideas. El tren ya había descarrilado y llevamos dos siglos rematando a los supervivientes. Incluso la Modernidad como mito fundacional, que hace cinco o seis años creía a pies juntillas, ahora me parece deleznable y me arrepiento de haber dicho cosas como que necesitábamos fijarnos más en la Ilustración, ser jacobinos o incluso que habría apoyado a José Bonaparte. Mi púlpito de mármol en realidad era un cajón vacío, que no servía para librepensar sino para despreciar con arrogancia, incurriendo así en lo que para los proponententes de tan elevados ideales supuestamente eran los mayores pecados: el prejuicio y la ignorancia.

    Siempre he creído que, en la medida de lo posible, debemos buscar la coherencia entre lo que hacemos y lo que decimos, y ahora veo que aunque sonaba muy bonito las consecuencias de tales ideas serían (y de hecho, han sido) horribles: un mundo de ideales vacíos donde se está a disgusto, donde donde solo crecen los hierbajos de la mentira y el poder. Darse cuenta de esto no sólo implica desear el regreso de tiempos más simples, sino pedir la devolución de lo robado y que quienes (filósofos, sociólogos, historiadores, etc) hemos contribuído a esparcir estas mentiras en alguna medida hagamos acto de contrición. Tradicionalmente se nos dice que hacerse preguntas es señal de inteligencia y no hace daño a nadie, pero cada vez veo con más claridad que el acto de haberse cuestionado ciertas cosas era señal de estupidez y de una irresponsabilidad supina.

lunes, 13 de marzo de 2023

Hable bien, señor aventurero

Uno de los problemas que enfrenta el lector de fantasía moderno son las malas traducciones en sus títulos preferidos. Esto es hasta cierto punto disculpable teniendo en cuenta que los traductores generalmente no son expertos en Historia (madre de toda fantasía) tema que por desgracia tampoco cala demasiado entre el gran público. Sin embargo el problema es que en vez de identificar el error y cambiar de rumbo llevamos medio siglo levantando un edificio de términos mal usados: como la fantasía anglosajona domina el mercado, los autores en lengua española de ambos hemisferios beben de esos errores toda su vida y muchas veces los acaban incorporando a sus trabajos.

    Por eso he decidido hacer una entrada con dos errores que me llaman la atención por ser tan comunes en novelas, rol de mesa y videojuegos: buckler traducido como rodela y rapier como estoque.

Esgrimistas del siglo XVI con espada y broquel

    El término correcto en español para buckler es no es rodela, sino broquel. Un broquel es un escudo de pequeño tamaño, generalmente redondo y hecho completamente de metal, aunque también los había con partes de madera. Los broqueles "clásicos" suelen tener una cazoleta central hueca que albergaba la mano y podía usarse para golpear al enemigo, sobre todo si la remataba un pincho. Aunque se usaron en el campo de batalla, culturalmente se los ha acabado asociando en exclusiva a los duelistas o a los practicantes de esgrima. Por eso el término en inglés también da nombre a uno de los arquetipos de aventurero más extendidos: el swashbuckler (lit. "avientabroqueles"), lo que en Español llamaríamos héroe de capa y espada o un sinfín de términos picarescos igualmente válidos.


Por contra, una rodela es un escudo redondo u ovalado, pero a diferencia del broquel iba embrazado, es decir, fijado con correas. Por su tamaño mediano podríamos considerarlos "escudos propiamente dichos". Sus dimensiones hacían que fueran protecciones efectivas contra proyectiles y, de hecho, en el Renacimiento llegaron a fabricarse rodelas a prueba de bala, muy útiles en asedios. Por motivos obvios en sus correrías urbanas un swashbuckler histórico o fantasioso no llevaría una rodela, ya que es un arma de guerra aparatosa y difícil de justificar ante las autoridades.

La rodela tuvo más relevancia histórica de lo que normalmente se le atribuye. El empleo de rodelero propiamente dicho desapareció en el siglo XVI, pero eso no significa que tan peculiar escudo se dejara de usar: más bien lo contrario. Hasta que el mosquete de chispa desbancó a la pica en los campos de batalla europeos, la rodela se consideró un arma de especialista excelente para el asalto en brechas, abordajes o para soldados de infantería que actuaban en grupos desgajados del escuadrón de piqueros. También tenía connotaciones de rango, y muchos oficiales españoles tenían un paje (a veces llamado paje de rodela) que se encargaba de transportarla junto con las armas que su maestro no estaba empuñando.

Piquero y rodelero de principios del siglo XVII

Por otra parte, "rapier" hace referencia a una espada de hoja larga y fina, a la que solemos asociar con las típicas guarniciones de lazo o a la cazoleta de las películas de mosqueteros. Es decir: a una espada ropera, y a veces incluso a sus primas punta y corte que veríamos en un contexto militar. Los términos aquí son algo confusos, porque en castellano actualmente veces se llama "estoque" a esas armas, pero para evitar líos baste decir que un estoque en su sentido original no es lo que daríamos al ágil matasiete, sino a un caballero hecho y derecho, especialmente para pelear contra villanos enlatados. Se trataba de un arma más de punta que de tajo, tan diseñada para perforar que generalmente sólo estaba afilado el final de la hoja. Aunque el estoque a todas luces es una espada de doble puño, lo cierto es que también podía usarse como si fuera una lanza corta, emulando así otras armas de caballero desmontado como el hacha de petos. Por su particular diseño también era útil como una versión más grande de la daga que los hombres de armas usaban para rematar a adversarios aturdidos o derribados.

El tipo de la izquierda lleva un estoque. Nótese el pomo rematado de pinchos,
una adición habitual en la representaciones de esta arma.

Más caballeros con estoque. En este caso llevan falsaguardas para proteger
la mano adelantada.



jueves, 2 de marzo de 2023

Mil y una máscaras

Siempre me han parecido interesantes las máscaras que el mal puede llegar a vestir para envolver poco a poco a las personas, hasta que escapar es prácticamente imposible . Por ejemplo, en Baleares y en otras autonomías con movimientos nativistas es muy complicado que alguien que no haya tenido un encontronazo lo suficientemente desagradable reconozca que existe un problema y que en el fondo la sociedad mallorquina está siendo tremendamente excluyente. Por mucho que pisen sus derechos cada día o vean injusticias acaban quitando hierro a todo, hasta el punto que no basta con señalar obviedades para convencerlos de que algo funciona mal. Hay que tener la pacienciade invertir un buen rato (hasta horas) en sentarse a desmenuzar mil ejemplos para que una sola persona abducida por la cultura de "lo nostro" abra un poquito los ojos.

    Con el tiempo me he acabado convenciendo de que lo que mantiene en pie esta fantasmagoría es una simple cuestión de imagen. El miedo a la represalia y el deseo de trepar a toda costa desde luego están ahí, pero tampoco debemos sobredimensionarlos*. El statu quo nacionalista no sigue en pie por sus dirigentes en la clase política y sus colaboradores en el funcionariado o el activismo, sino porque subrepticiamente hace del ciudadano bienintencionado el principal cómplice. Y esto es posible por muchos factores, pero sobre todo porque saben crear la imagen apropiada: una estética del bien adaptada a las tendencias actuales. Por eso aunque las habituales comparaciones del nacionalismo catalán o vasco con el fascismo son pertinentes (la conexión histórica está ahí) también son contraproducentes ante un público amansado y convenientemente poco educado en dichas cuestiones.

    Ahora los nacionalismos periféricos ya no recurren a botas altas, brazos en alto y otros males conocidos; sino que copian la parafernalia de los movimientos por los derechos civiles, anticoloniales y reivindicativos modernos: envuelven los discursos más rancios en banderas de arcoíris, cosmopolitismo y dibujitos redondeados de aspecto inofensivo. Ya no se los ve midiendo cráneos, sino que ocultan el aguijón  envenenado bajo fiestas populares, imágenes nostálgicas de la infancia y las recetas de la abuela. Por eso aunque el crítico señale la obvia desnudez del emperador es tan complicado rehabilitar a quienes caído en su redes, personas que en cualquier otro contexto alzarían la voz ante una injusticia. A base de saturarlo todo con su ideología, los nacionalistas los han condicionado para que no sepan distinguir las frontera entre su moralidad, el folclore local  y un discurso político perverso. 

    En resumen: el mayor desafío no son los voceros ruidosos, sino el teatro de sombras chinescas que las instituciones secuestradas por nacionalistas han creado con tanto esmero. Hasta que ese sistema sea desmantelado lo tendrán muy fácil para seguir presentando al agresor como víctima y viceversa.



*aunque me guste ladrar y me oponga frontalmente al idealismo igenuo no creo que la mayoría de gente sea malvada o solo mire por sus intereses. El problema es que las buenas intenciones no se traducen necesariamente en buenas acciones y además el deseo de hacer el bien  de unos puede ser manipulado por los perversos para lograr sus fines.

jueves, 29 de diciembre de 2022

El mito de la democracia interna

    Hace cosa de diez años estaba completamente a favor de obligar a los partidos políticos a hacer primarias. Ahora creo que un partido que haga primarias es lo más peligroso que puede haber porque ello  provoca el ascenso de lo peorcito de la humanidad. Los grandes del partido se dedican a crear camarillas de aduladores donde sólo les dan la razón y los puestos de responsabilidad caen en manos de los más inofensivos (zoquetes), corruptibles o sociópatas que han ascendido a base de puñaladas. Lo más peligroso de todo es que además de esto las primarias son una ventana para que todo tipo de agentes externos puedan meter mano: así son capaces de encumbrar, hundir o incluso fabricar candidatos. La  "democracia interna" es un peligroso instrumento de subversión para los poderosos, ya que si logran influir lo suficiente pueden colocar a los peores candidatos y evitar que los mejores programas o ideas lleguen siquiera a las elecciones, condenando la nación al estancamiento.

   Por eso hay que quitarse el miedo y desmontar la falacia de que las primarias son una cuestión de democracia. Democrático es el régimen político del país, pero un partido es una libre asociación que se presenta para participar en dicho sistema aceptando las reglas de juego: nada más. Si alguien tiene los recursos y los asociados para presentarse a unas elecciones no es asunto de nadie decir cómo tiene que gestionar su casa. Si no gusta no saldrá elegido y si surgen diferencias en el seno del partido siempre se puede fundar otro. No será más democrático por hacer primarias porque una formación política no es un país sino un pastiche de intereses, egos y rasgos ideológicos. 

   Desgraciadamente en el sistema educativo esa clase de confusiones son cada vez más comunes: no es lo mismo una educación en un país democrático (el lugar), una educación para la democracia (aprender sobre ciudadanía y el funcionamiento del Estado) y la muy abominable educación democrática. No podemos votar que dos mas dos dejen de ser cuatro o que los alumnos puedan dar órdenes al director. Tampoco podemos llenar las escuelas de comisiones que actúen como taifas. Precisamente el confundir estos términos es lo que carcome el cerebro de la sociedad hasta el punto de que después la gente anda perdida por el mundo y se adhiere a cualquier atropello que lleve la etiqueta de democrático, como polillas que se lanzan hacia la luz y mueren abrasadas.



martes, 20 de diciembre de 2022

Arte ludista o postureo apocalíptico

Desde hace unos meses se me hace curioso ver a tantos artistas  perdiendo los papeles en Instagram con las imágenes generadas por inteligencias artificiales, y parecer ser que dicha burbuja ha explotado en la última semana con un tsunami de publicaciones imposible de ignorar. 
    Comprendo el miedo que tal tecnología suscita, pero pretender que la gente boicotee las IA o incluso que puedan ser prohibidas por el Estado es querer lo imposible. Ese tren no va a parar por mucho que lo deseemos, y por tanto todos los futuribles que planteemos a partir de ahora deberán tener en cuenta la existencia de imágenes generadas de fácil acceso. Todo lo demás es hacer planes para un mundo que no existe o  peor: es tener el semblante de hormigón armado y exigir un estipendio a cambio de ser artista, sin tener en cuenta la obra producida o la opinión del público.
  Vaya por delante que a mí los resultados de las IA en su mayor parte me parecen sosos y tópicos, probablemente porque los criterios los han establecido personas sin gusto o porque en internet el arte genérico, el efectismo, los estilos con sello "de escuela", el manga más industrial o la pintura hiperrealista están sobrerepresentados: las IA se alimentan de eso. Por tanto, la única preocupación real que pueden suscitar es que haya gente con mal gusto que compre el pastiche y no presten atención al verdadero talento... Pero esto no es nuevo, de hecho es la preocupación clásica del artista moderno.
    En todo caso a partir de ahora quien lo tendrá más difícil no son los excelentes artistas a quienes veo palidecer sin necesidad, sino los mediocres que prefirieron seguir la corriente y lograr el aplauso fácil en vez de cultivarse. De la misma forma que escribir fanfics adolescentes no te convierte en autor consagrado y ni te extiende la alfombra roja de la Real Academia, tampoco puede colgarse colgarse la medalla de artista quien tiene una cuenta de dibujos en una red social. Ser o no ser algo depende de factores como muchos años de trabajo y la opinión que tiene el público sobre los resultados. Por tanto, los buenos ilustradores lo seguirán teniendo tan difícil como siempre, e incluso me atrevo a decir que ahora se abre una pequeña ventana para esperanza.
    En un mundo de inteligencias artificiales que hacen "arte frankenstein", la impronta distintiva del autor humano tendrá un valor mucho más evidente. Es una oportunidad excelente para estudiar en modos de representación mucho más subjetivos e intuitivos, sobre todo en la estilización y el uso de la línea, y dejarse de caminos trillados como recurrir demasiado a la falsilla fotográfica. Ahora los artistas sacarán a relucir su valía individual: después de pasar por el tubo de aprender de los grandes referentes (porque es necesario) demostrarán su maestría vertiendo todo ese capital cultural en su propio molde. Y si no pueden hacerlo... entonces es que les falta práctica o nunca fueron artistas, independientemente de si pretenden vivir de ello o no.
    Como he dicho al principio, comprendo el temor que las inteligencias artificiales aplicadas al arte suscitan , pero en mi opinión muchos de los artistas que se están quejando son precisamente los que no tienen nada que temer. Quizá algunos participen en la pataleta por solidaridad con quienes sí se juegan algo o están empezando su carrera pero aunque esto proviene de la compasión es un grave error. El mensaje del artista consagrado hacia los jóvenes debería ser  de excelencia: incluso antes de desarrollar un estilo es necesario tener criterio. Y ese gusto se forja en el transcurso de una gran aventura: la de descubrir miles de años de Historia, de investigar qué recursos se han usado pata expresar o representar algo, y sobre todo ver cómo hoy nos enfrentamos exactamente a los mismos desafíos que entonces. todo ello acompañado de práctica y experimentación constante.
    Lo importante no es la etiqueta de ser artista, sino cómo lo somos. Un hombre sabio me dijo una vez (con otras palabras) que aunque al compararnos nos parezca que no llegamos ni a los tobillos de los titanes que nos precedieron, nuestro lugar se encuentra junto a ellos. Esa es nuestra liga: aunque hoy dispongamos de nuevas herramientas, recursos y libertades estamos continuando con LA tradición. En eso, y no en los anécdotas personales que gustan tanto a ciertos académicos, consiste el arte. Que haya inteligencias artificiales construyendo imágenes coherentes a partir de indicaciones sencillas no es más que la confirmación para los incrédulos de que siempre ha existido un hilo conductor ante el que todos respondemos.

domingo, 11 de diciembre de 2022

Veneno

 Todo el rollo de la autocompasión y el postureo sobre salud mental en redes sociales tiene que parar. 

Está pudriendo el cerebro a los adolescentes, hunde más a quienes tienen trastornos reales y crea individuos para quienes es imposible comportarse en sociedad. En muchos casos lo que hay detrás es una telaraña de rédito social que engendra a monstruos cuya única ocupación es aprovechar el sufrimiento ajeno para tratar de crear juguetes rotos que les sirvan de público.

 Estamos en 2022. La época de la sobreenxigencia y la severidad generalizada pasó hace mucho, si es que llegó a existir más allá de la caricatura moderna. Una cosa es dar un empujoncito a la autoestima para ayudar a que una persona en sus horas bajas pueda recomponerse y otra es meter a esa persona en círculo vicioso de autocompasión y victimismo "cool" para que nunca pueda llegar a ser independiente. Hay que volver a inculcar la idea que el primer paso hacia el desarrollo personal y una vida más feliz es reconocer las carencia personales a fin de paliarlas o, si no se puede, compensarlas por otro sitio. En mi caso siempre he sabido que era un inadaptado: desde pequeño noté que algo no encajaba, algún defecto de fabricación que va más allá de mis aficiones, gustos, defectos e impedimentos como la disfemia. A veces es como si hubiera una barrera invisible entre un servidor y la mayor parte de mi generación, y eso ha provocado que lo largo de mi juventud me haya sentido solo, incomprendido y miserable. Ninguna de estas cosas es un trofeo que exponer, ni unas credenciales que sacar al presentarse, y sin embargo veo que hoy para muchos adolescente la miseria es una charca de barro en la que se revuelcan y de la que no quieren salir. Todas las conversaciones construyen en torno a eso, hasta el punto que ya no parece la habitual fase de poeta romántico sino un concurso cuñadesco de medición fálica. 

 También hay que insistir en que uno puede ser y pensar lo que quiera, pero que las interacciones humanas tienen una serie de leyes no escritas que nos vienen dadas. Existe un acuerdo de mínimos al tratar con otros, que se aplica incluso a las personas de las que gente "normal" espera conductas raras. Los raritos de hace diez o quince años aceptábamos (refunfuñando mucho) que aprender a comportarse en sociedad es necesario porque muchas veces es vital ir a sitos o hacer cosas que no nos gustan. Muchos lo hemos acabado interiorizando como una especie de convenio con el mundo exterior (“de acuerdo, lo haré, pero me dejas en paz el resto del tiempo”), pero al parecer esta noción resulta completamente alienígena a las nuevas generaciones: ahora es la sociedad la que en todo momento ha de amoldarse a todos y cada uno de sus caprichos.

Auguro generaciones de hombres y mujeres cada vez más incapaces, y la culpa será nuestra por no haberlos educado para sobreponerse a la adversidad, sino sencillamente señalarla con dramatismo o directamente inventársela esperando un aplauso.



miércoles, 7 de septiembre de 2022

La virtud moribunda

El escepticismo es una virtud que lamentablemente quedó herida durante la pandemia y sigue desangrándose a día de hoy. En origen problema de comenzar a dar credibilidad a necedades no es, como algunos escépticos siguen empeñados en defender, de fe ciega, sino de carencias en el marco que rige la razón misma. Sin el trasfondo escéptico la razón por sí sola se acaba desviando para edificar castillos en el aire, proceso además acelerado en los mentideros de la red y el tan citado efecto de la cámara de eco. 

    Ya sabéis que en gran medida culpo de semejante crimen a gobiernos y organismos internacionales que, además de llevar años secuestrados por idealistas incompetentes, no han sabido hacer pedagogía durante la pandemia y han creado las condiciones perfectas para que individuos con sentido común se desesperen lo suficiente como para comenzar a prestar oído a las explicaciones más fantasiosas... explicaciones que a veces son extendidas o directamente manufacturadas por potencias externas (Rusia sería el ejemplo más evidente) que ven en el hartazgo generalizado y el vacío espiritual de Occidente una oportunidad única para debilitarnos y hacernos pagar su frustración por sus históricos fracasos. A nivel nacional creo que no me equivoco si afirmo que ciertos rasgos conspiranoicos comenzaron a filtrarse al debate público mucho antes de la pandemia, a partir de la historia falseada de los nacionalismos periféricos y el discurso de Podemos*, mientras que por el campo derecho fue la tibia respuesta del gobierno y el vecindario europeo en 2017-19 lo que llevó a muchos liberales o conservadores a comenzar con una necesaria autoafirmación (la lucha contra la Leyenda Negra**) pero no saber echar el freno y acabar cayendo en una pataleta revanchista contra la Modernidad.

    Ahora bien: incluso dejando a un lado la discusión de quién dio la puñalada fatal al escepticismo,  la cantidad de gente dispuesta a creer en chorradas se ha multiplicado por mil y seguirá creciendo cuando las consecuencias de la crisis energética se dejen notar. Sabiendo esto, la prioridad de nuestros gobernantes no debería ser seguir persiguiendo ideales utópicos que escupen en la cara del hombre común, sino estabilizar el barco cuanto antes si no queremos enfrentarnos a algo peor que una crisis económica en unos pocos años. Añoro esos días no tan distantes en que los conspiranoicos de la red no eran reconocidos como autoridades y la mayor parte de su público tenía insomnio, simple curiosidad o ganas de echarse unas risas. Pero en estos tiempos oscuros si uno no los dignifica como "informadores" la sala se llena de chillidos de rata ofendida, o aún peor: no tardan en aparecer las sonrisas de suficiencia y el tonillo aleccionador de quienes no saben que más que bucear en conocimiento prohibido han estado revolcándose en el fango. 


* A veces se nos olvida que en su día además de defender el impago de la deuda y el abandono de la UE, esta gente se dedicó a cortejar el mundillo del New Age.

**En la que me incluyo, pues era absolutamente necesaria teniendo en cuenta que las instituciones públicas no presentaron batalla o directamente estaban subvertidas.

sábado, 9 de julio de 2022

Neutralismo de postín

En los últimos años se ha ido asentando la perniciosa idea de que el liberalismo implica necesariamente una suerte de "neutralismo a ultranza" y mucho me temo que precisamente por eso no nos comemos un colín. Donde esto se ve más claro es en el debate sobre ciertas instituciones, como el sistema educativo, donde algunos liberales insisten machaconamente en términos como objetivo o libre de ideología. El problema de esta clase de afirmaciones es que parten del supuesto inconsciente de que existe algo como una objetividad totalmente aprehensible a la que podemos recurrir rompiendo el cristal de seguridad, idea tan falsa como peligrosamente dogmática. Uno de los hechos indiscutibles de la condición humana es que no podemos abarcar la realidad en toda su complejidad y que por eso nuestro acercamiento a la Verdad ontológica consiste en dar pequeños pasos y comprobar continuamente nuestros cálculos de navegación para corregir los errores que indudablemente aparecerán por el camino. Por eso también contrastamos nuestra información con la de otros navegantes o nos vemos obligados a llegar a un solución de compromiso si nos hallamos ante lo desconocido y debemos tomar una decisión.

    La creencia de que uno puede llegar a hallarse en posesión de la verdad definitiva es propia de tiranos, no de defensores de la libertad. Asumir algo así te ciega, imposibilita la conversación y reduce todo lo neutral a significantes vacíos, siempre vulnerables al ataque por parte de quienes dicen que no existe verdad en absoluto y en cambio persiguen que todo sea según su doctrina milagrosa.... en otras palabras: es abrir la puesta a aberraciones como las verdades de estado. Por tanto, pedir neutralidad a un profesor o a un político es lo mismo que no pedirles nada o entregarles las llaves del castillo para que impongan lo que les parezca.

    Si a alguien realmente le importa la verdad su preocupación no deben ser los espacios neutros sino la virtud. Eso es lo que hace que uno sea prudente y  honesto consigo mismo o con los demás. Los proponentes de pseudoneutralidades opuestas no pueden más que ladrarse entre ellos, mientras que quienes persiguen una conducta virtuosa de partida reconocen que existen limitaciones de partida que por el mero hecho de existir dan valor a las aproximaciones ajenas. De eso es de lo que deberían hablar los liberales y dejarse de milongas esperando sentados a que la historia les dé la razón: su aproximación a realidad es sólo buena (o al menos superior a las derivadas del marxismo) en la medida en la que se deriva del escepticismo y tiene en cuenta la vastedad de lo desconocido, no de recurrir a supuestas leyes históricas y decir al mismo tiempo que no existen.

lunes, 6 de junio de 2022

La fantasía es conservadora

La alianza de la fantasía con las ideologías hegemónicas ha dado sus frutos económicos en la última década, pero será su ruina si en el medio plazo no recuperan la fantasía tradicional y la libertad creativa, opuesta al diseño corporativo reinante a día de hoy.  De hecho ya lleva provocando rechazo un  tiempo: basta ver cómo empeora la recepción de los productos de Disney, Netflix o Amazon.

Los problemas del corporativismo creativo que denuncio pueden resumirse en tres puntos. 

  • En primer lugar, productores y ejecutivos de todo pelaje vician el proceso para introducir ocurrencias que ellos creen que reportarán en mayores beneficios, ya sea porque creen que harán el producto más atractivo, porque atraerán a inversores ideologizados o reforzarán la imagen "moral" de las empresas que toman partido... al menos en la irreal imagen que ellos tienen de la sociedad. 
  • En segundo lugar, en muchos casos los departamentos de arte y storytelling han sido usurpados por activistas que desplazan a artistas con las sensibilidades apropiadas o que aspiran a la excelencia. El objetivo ya no es contar una gran historia, sino rodear una moraleja simplona de elementos irreales. A su vez, es común que estos grupos tomen la idea del posmodernismo militante de que todo el espectro de la existencia humana puede reducirse a la lucha por el poder, lo que los impulsa a la intriga o ataque preventivo contra individuos que podrían servir de contrapeso para reencauzar la situación. 
  • Finalmente, se ha popularizado el dogma de que muchas cabezas piensan mejor que una y que los procesos asamblearios traen invariablemente buenos resultados. El resultado suele ser un popurrí a medio cocinar que no satisface a nadie. Las grandes historias modernas han sido producto de las sutilezas de una sola mente (o unas pocas bien sintonizadas) y no de un coro discordante.

Sin embargo, en la base de la fantasía moderna existe una cuestión metafísica que eclipsa lo dicho hasta ahora: la fantasía es la antítesis del pensamiento utópico progresista*. Toda historia de fantasía tiene sus raíces en los mitos, leyendas y tradiciones. El verdadero proceso creativo en realidad se reduce a cómo presentamos y entremezclamos temas tan o más antiguos que la rueda. Además, cualquier historia para ser creíble ha de tener tanto verosimilitud como esa inexplicable chispa de espontaneidad que apela a nuestro fuero más profundo. No puedes mezclarlo con la aspiración a deconstruirlo todo o a forjar mitos desnaturalizados que además sólo responden a los devaneos morales de una minoría de minorías. Es tanto artificial como insidioso, y se nota. Da igual que intenten camuflarlo bajo mil barnices o capas de pintura: cualquiera que tenga unos mínimos conocimientos de mitología, literatura y sobre todo ciertas sensibilidades narrativas se da cuenta de la estafa al instante. 

    La fantasía, sea por su naturaleza recreadora o escapista, parte de una raíz infinitamente más conservadora que revolucionaria: para crear otros mundos primero hay que aprehender el propio y haber explorado la génesis de nuestro modo de estar en él. Esto puede sonar extraño, sobre todo porque durante años se ha trabajado a conciencia para que en el imaginario colectivo el adjetivo conservador tenga connotaciones negativas y parezca lo opuesto a cualquier concepto relacionado con el arte ¿Acaso cuando escuchamos el término conservador nuestra mente no conjura la imagen de un señor de bigote gris, suéter y corbata que mira con sospecha al gamberro del monopatín desde la cerca de su chalé? Desde luego se trata de un individuo intolerante y poco imaginativo ¿Y a que el término creativo proyecta, en cambio, la imagen del artista inadaptado e idealista que en el fondo sueña con un mundo mejor? Sin duda sería imposible sentar en la misma mesa a estos espectros que acabamos de conjurar.

    Lo cierto es que aunque los grandes creadores tiendan a ser individuos incompletos o defectuosos para los estándares de sus coetáneos, es esa barrera que los separa de los demás (y no en pocas ocasiones implica burla o rechazo) lo que les concede un punto de vista único para observar y representar la urdimbre de la existencia. Es una compensación que reciben a cambio de la carencia que los aleja de la normalidad. Y he aquí la médula del asunto: el creador sabe que es un bicho raro, y por tanto (quizá inconscientemente) asume la necesidad de un statu quo que le permite definirse y donde sale a pescar cosas que más tarde usará en sus historias. No podemos hacer cosas nuevas (¡ni siquiera ser gamberros transgresores!) si no reconocemos que hay algo establecido más allá de nosotros. Y no se trata de un proceso unidireccional: aunque la sociedad a veces se ceba injustamente con los que se salen de la norma, si uno de los supuestos monstruos de feria hace algo relevante o toca una fibra sensible es habitual que se le extienda una patente de corso y hasta se celebre su excentricidad.

    La diferencia con muchos de los llamados artistas progresistas salta la vista: ellos no se contentan con quedarse en sus torres de hechicero y observar de vez en cuando cómo les va a los habitantes de la villa ¡no señor! Quieren establecer lo que hacen y piensan los aldeanos allá abajo: se creen llamados a definir lo que debe considerarse normal y hasta ser subvencionados por ello. Su resentimiento los lleva a querer conquistar y ser adorados, no a hacer algo bueno que trascienda épocas y personas. Aunque la creación artística sea algo muy personal siempre existe una dimensión desinteresada: el regreso del viajero para devolver el fuego a su tribu o curar al padre aquí toma la forma de ese poso cultural que queda para inspirar a otros incluso cuando su autor ha desparecido y su nombre ha sido olvidado. En cambio, el artista progresista si no se da cuenta a tiempo se acaba volviendo una figura satánica, como Melkor o Sauron en los escritos de Tolkien: por mucho que diga preocuparse por el bien común sólo se ve a sí mismo y, como estamos viendo en tiempos recientes, su única originalidad consiste en deformar la obra de otros.

*es decir, la violación hegeliana de la utopía como género literario, donde lo planteado se sabía imposible desde el principio.