martes, 14 de enero de 2025

Mano izquierda (I)

Algo que me sorprende de algunos docente más veteranos que yo es la total falta de paciencia y mano izquierda con los alumnos en sus antípodas ideológicas. Por ejemplo, ya son varias veces que escucho “es que mis alumnos son unos fachas” o “las falacias siempre vienen del mismo lado” , todo porque les han saltado con críticas airadas al discurso interseccional, que a veces se acaban convirtiendo en alegatos machistas o racistas.

    Lo que pasa con esos alumnos no es que sean fascistas convencidos... sino que son adolescentes. Por una parte, como en cualquier época y lugar, están poniendo a prueba los límites de sus mayores y se están rebelando contra un discurso institucional que lleva décadas siendo de izquierdas. Por eso se han invertido las tornas y ahora lo punk es ser de derechas. Por otra parte, además de adolescentes son incultos -culpa nuestra- y nadie les enseña criterios fiables a la hora de analizar un discurso, de ahí que traspasen la frontera entre el argumento legítimo y la perorata reaccionaria con facilidad. 

    El docente debería tener en cuenta estas obviedades y mantener siempre una actitud caritativa ante las personas que tiene al cargo. Una cosa es no tolerar las faltas de respeto e incumplimientos de reglas de convivencia y otra mantener una actitud puramente adversarial que precisamente es lo que acaba llevando a un ciclo de acción-reacción que envenena las relaciones y evita que tomen en serio tus correcciones, porque en el fondo no confían en tí como guía. De hecho, tomar ese camino implica confirmar muchos de los prejuicios que el alumno lleva en la mochila, regando el árbol del resentimiento para crear extremistas genuinos. El profesor, además, no puede ser tan soberbio como para creer que aquellas partes del curriculum que se corresponden con sus ideas están exentas de crítica. Todas las causas, no importa lo justas que sean, tienen puntos flacos en su aplicación ¡Si los chicos de 2025 han salido así después de bombardearlos de propaganda del lado opuesto desde la más tierna infancia por algo será!

    Los profesores estamos ahí para mostrar a los chavales que viven en un mundo mucho más grande que sus experiencias cotidianas, y que en él pueden encontrar cosas que les ayudarán a expandir sus horizontes. También, lo queramos o no, somos modelos de conducta incluso para quienes nos desafían. Por eso no podemos quedarnos de brazos cruzados y decir que nuestros alumnos son unos fachas (en su momento eran rojos) sino con mucha mano izquierda llevarlos por el buen camino. Y ese camino no es volverlos conversos de la religión laica que profesamos, sino que acaben el curso viendo entre los “suyos” el monstruo que todos llevamos dentro y respetando genuinamente a alguien cuyas opiniones no comparten.

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