Original del pasado 27 de Abril. Al final no lo publiqué porque pareció que la turba se iba a olvidar pronto del tema, pero no ha sido así. De hecho, sobre todo en lo que respecta a la obra de Tolkien, es una cuestión que resurge periódicamente en las redes.
Como curiosidad, me comunican que ayer fueron tendencia los Orcos. Al parecer ciertos pobladores de twitter decían que los Orcos son un invento racista, ya que son descritos con características inherentemente bárbaras y violentas, además de de parecer en el caso de los de D&D y Warcraft caricaturas de personas de ciertas etnias, sesgo que evidentemente se volvió contra ellos rápido. En el lado conservador decían que eso no tenía nada que ver. Creo que ambas partes se equivocan.
En primer lugar, raza es un término conflictivo incluso cuando solo lo usamos para referirnos a humanos porque no hay ningún consenso sobre su significado, al menos en estos tiempos convulsos la gente mete la cultura de por medio o la saca a placer. En mundos de fantasía se usa raza como sinónimo de tipo o grupo diferenciado de criaturas porque la palabra hace arcaico, pero la discusión de idiotas perdería fuelle si entendiéramos que si lo pasamos a lenguaje moderno estamos hablando de especies, como cuando hablamos del hombre para hacer antiguo y en realidad nos referimos a los humanos. Además, los orígenes de las especies de fantasía residen en la magia o en la mano de dioses, no solo en criterios evolutivos.
Los Orcos como tal son un invento de J.R.R. Tolkien, que se inspiró en los goblins, ogros y otros seres malignos de la mitología y el folclore. Tenemos diversas versiones sobre el origen de los Orcos, pero todas coinciden en que son criaturas corrompidas por el vala Melkor en los albores del tiempo. Morgoth (como después sería llamado) carecía de la capacidad de dar Ser a criaturas independientes y por tanto sus criaturas no fueron sino versiones deformadas de otros seres.
La versión publicada en el Silmarillion es que los Orcos son elfos corrompidos mediante la tortura y la hechicería hasta el punto de alterar su naturaleza, aunque si tenemos en cuenta el resto de fuentes lo más probable es que fueran un cruce corrupto de elfos, humanos, espíritus y diversas bestias. Como he dicho, esta corrupción no es solo física sino que los orcos son esencialmente crueles y malévolos, sin albedrío para escoger el camino del bien. Son criaturas sin características redentoras, lo que los diferencia radicalmente de los pueblos humanos que luchan del lado del los señores oscuros pero no son malvados por naturaleza. Esto queda patente en la reflexión de Samsagaz Gamyi al ver un Haradrim muerto (en la película ese diálogo es de Faramir), que en el Silmarillion un linaje de los hombres orientales se opone a Morgoth y que además cuando los Númenóreanos caen en la soberbia se dedican a colonizar la Tierra Media y a esclavizar a otros hombres que ellos consideran de menor linaje. También es importante destacar que los Orcos de Tolkien (a diferencia de los que vinieron después) son criaturas bárbaras pero no primitivas: aunque no hacen nada bonito tienen un especial interés por las máquinas y los mecanismos de toda especie, y ya en El Hobbit se los describe como padres de la industria armamentística moderna.
Ilustración de Alan Lee |
El problema viene con los orcos verdes (o grises) de Warcraft o Dragones y Mazmorras. Los de Warhammer, también verdes, son poco más que una versión descafeinada y humorística de los de Tolkien: hooligans brutales y a veces caníbales, siempre predispuestos a la violencia. La diferencia es que no tienen a un Señor Oscuro y además evolucionaron... a partir de musgo y setas. Y por otra parte, los humanos de warhammer son un calco de naciones del mundo real, y hasta donde sé se ha seguido la práctica de exagerar humorísticamente los tópicos nacionales de todo el mundo, los "viejomundanos" (europeos) los que más.
En cambio, los orcos (y otras especies) de otros mundos eran originalmente como los de Tolkien hasta que sus creadores cometieron una serie de errores al tratar de hacerlos atractivos para el público y alejarse de la imagen de bárbaros instrumentos de odio. Es decir, trataron de humanizarlos, y para diferenciarse de elfos y enanos les dieron un toque... tribal. Así de sencillo. Se recurrió a un tópico más viejo que la rueda: el del noble guerrero salvaje. Crearon orcos que no eran malos ni bobos por naturaleza, que pese a ser violentos bárbaros eran honorables, vivían en yurtas y tenían creencias chamanísticas. Básicamente humanos simiescos de color verde salpicados aún de esa idea de que son unos primitivos con pieles y hachas. En el caso de Warcraft es más sangrante aún porque el tópico no sólo se extiende a los orcos: los tauren son un pastiche de nativos norteamericanos y los trolls caníbales una suma de tópicos caribeños y de la antigua mesoamérica... Invito al lector a hacer una busca del acento con el que hablan estos últimos para que se le caiga la mandíbula al suelo. De hecho, empeora más la cosa que los reinos humanos sean básicamente monoculturales y anglosajones.
Por tanto, si entendemos los orcos o cualquier especie de fantasía como lo hacía Tolkien o quienes siguen su estela en este aspecto, no estamos siendo racistas porque tenemos a humanos de diversas razas y culturas que comparten mundo con seres inteligentes que pese a tener aspecto vagamente humanoide poseen rasgos que los hacen distintos a nivel psicológico. Los orcos son una herramienta del Señor Oscuro y los elfos entienden el mundo de una forma distinta a los humanos porque son más longevos y tienen sensibilidades de las que nosotros carecemos. Los Ogros de cuentos de hadas comen niños y los duendes son zapateros.. Y esto está bien, porque además de ser recursos narrativos no son humanos ni quieren serlo. En cambio, si partimos de la idea de Warcraft o D&D las diferencias entre las especies son sólo estéticas: nos encontramos con criaturas que pueden tener atributos físicos distintos pero que en esencia no son sino humanos algo cambiados a los que los habitantes de ciertos países entienden mediante estereotipos que sí son racistas.