En parte estudié Filosofía para encontrar un camino para explicar la moral al margen de la religión, pero si tras ver lo que he visto los últimos once años tuviera que dar carpetazo al asunto diría que la moral sólo puede existir a partir de la religión. No necesariamente dentro de la institución religiosa, pero sí en la base histórica y cultural de las religiones. No puede existir una moralidad asépticamente moderna, racional y científica; lo que hay de bueno en los sistemas que proclaman serlo en el fondo proviene de tradiciones culturales estrechamente relacionadas con el pensamiento religioso. No olvidemos que una de las etimologías propuestas para la palabra religión se remonta mal término religare, que significa reunir o vincular; y me temo que no sólo en sentido de unir al hombre con entidades espirituales o crear comunidades, sino también ser la urdimbre de la existencia que da sentido a lo que de otra forma sería un conjunto de conceptos y experiencias disparejos.
Muchas buenas personas creen que su forma de ver el bien y el mal es perfectamente autónoma, pero en realidad el oleaje ha desdibujado sus huellas y no ven de dónde han heredado los conceptos que usan o incluso sus intuiciones más elementales.