viernes, 24 de julio de 2020

La Grandeza

Aparte de la buena conversación y las cosas hechas para durar, creo que algo que echamos de menos en esta época es la grandeza. Para mí esta palabra aplicada al rasgo personal es uno de los términos más difíciles de definir que existen y al mismo tiempo algo a lo que se debería aspirar aun cuando soñamos con vidas sencillas apartadas del ruido de las calles. La grandeza no se limita a la compasión, la bondad, el honor, la franqueza o la ejemplaridad; tiene además una curiosa característica narrativa, un sentido cuasi épico producto del darse sentido de forma radical. Grandeza es dotar de una cierta aura hasta a las cuestiones más mundanas, de decidir que uno puede dejar una impronta positiva en el gran drama en que todos vivimos y abandonar los sueños edulcorados con las que la cultura de masas embota el cerebro. Es cuando alguien, por muy diminuto que le parezca su campo de acción, sigue a esos familiares, amigos, mentores o conocidos con carácter por la senda de los grandes héroes y sabios de antaño. Lo importante no es que el nombre aparezca en el libro o en las canciones, sino estar donde corresponde.

    Se trata de un rasgo difícil de definir, pero seguro que todos podemos contar alguna historia, hemos visto el extraño brillo en los ojos de alguien o notado el cambio en el tono de voz al tratar ciertas cuestiones. La grandeza existe y puede percibirse. Por ello, no importa que vivamos en una era de nebulosidad en la que los Hombres se aterrorizan ante meras palabras: tarde o temprano aquellos de naturaleza libre se topan, en lugares y compañías insospechados, con las puertas que conducen a su sendero.


No hay comentarios:

Publicar un comentario