jueves, 30 de julio de 2020

Referentes

Para criticar los desvíos tomados por ciertas corrientes de pensamiento no hace falta ir a la luna y volver: basta echar un vistazo casual a la relación casi especular entre sus voces más radicales y algunos arquetipos que en la educación son señalados como modelos a seguir. Entre la lista de personajes que se han vuelto tópicos hasta la extenuación destacan dos: Medea y Lolita.

    En las aulas Medea es señalada como referente de independencia y vindicación femenina porque Eurípides pone en su boca una serie de denuncias legítimas sobre los problemas de la mujer, más en una sociedad como la helénica de aquellos tiempos. Ahora bien, Medea no es una figura de luz y bondad: ahí donde es ingeniosa o fuerte es también retorcida. La hechicera cólquida aplica su considerable talento con la única guía de un sentimentalismo pueril carente de toda mesura, y no precisamente de forma explosiva e iracunda, sino con crueldad totalmente premeditada. Le dan igual los daños colaterales en su búsqueda de justicia, y de hecho su venganza contra Jasón está enteramente centrada en masacrar a inocentes. La princesa Glauce muere de forma horrible al tocar sus regalos embrujados:


"No se distinguía la expresión de sus ojos ni su bello rostro, la sangre caía desde lo alto de su cabeza confundida con el fuego, y las carnes se desprendían de sus huesos, como lágrimas de pino, bajo los invisibles dientes del veneno"

 

    Además perece también el desconsolado Creonte, que abraza fatalmente a su hija y se impregna con la ponzoña. No contenta con esto, antes de huir Medea asesina fríamente a sus propios hijos, culpando de ello al ultraje cometido por Jasón. Con esto queda demostrado que pese a las quejas son legítimas, Medea representa sin duda el arquetipo de mujer fatal, manipuladora e irracional a la que le da igual la vida de sus hijos con tal de hacer sufrir a su ofensor... por quien anteriormente había urdido un plan para cortar a su propio hermano en pedazos. Es un tópico antiquísimo, más si tenemos en cuenta que Medea no es griega, sino una extranjera del oriente que se percibe como exótico y mágico.

    En sí el personaje es parte de un recurso narrativo que nos advierte de los peligros de la hýbris del argonauta. No es para nada un buen referente. La lección que nos enseña la tragedia es que no hay que hacer lo de Jasón, ¡no ser como Medea! De hecho, la interpretación simplista de la hechicera como alegoría del empoderamiento femenino nos venda los ojos ante su bello y más antiguo papel en el simbolismo del paso del pensamiento mágico al racional*.


Medea, de Frederick Sandys


    ¿Y qué decir de Lolita? Quienes la toman como referente de empoderamiento obvian con demasiada frecuencia que el libro homónimo está escrito en la forma de las confesiones de un depravado sexual que nos cuenta las cosas a su manera. Es decir: Lolita es un personaje ficticio dentro de una obra de ficción, y a su vez su figura responde a los intereses de un personaje cuestionable que se sirve del barniz de tópicos sobre la mujer del mismo tipo que los arriba citarlos para retratarla de forma que sirva de justificación racional (al menos para él) o atenuante de sus acciones a lo largo del relato. Tomarla como bandera revolucionaria es como caer en una trampa para osos en campo abierto señalizada con letreros de neón.

    En mi opinión deberíamos tener cuidado con los referentes que señalamos a los ciudadanos del mañana. Con demasiada frecuencia en las redes vemos modelos que no son sino idealizaciones patológicas o confundimos la lucha por la igualdad con la venganza... a veces incluso preventiva, ¡por ofensas que no se han producido aún! Semejante ideario, que parte de un irracionalismo segregador, asquearía a predecesoras ilustres como Olympe de Gouges o Mary Wollstonecraft. Y por desgracia en tiempos recientes se han infectado otras causas legítimas: allá en las Islas Afortunadas Martin Luther King se une en luto a las dos señoras frente a la tumba de la integración.

    Por favor, apuntemos a imágenes positivas y así no tendremos que horrorizarnos ante el nacimiento de monstruos.


*véase la entrada Enkidu y la inocencia perdida: https://nestor-vetumbra.blogspot.com/2020/07/enkidu-y-la-inocencia-perdida.html


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