Hace ya algunos meses escribí en cierta red social dos entradas sobre temas más relacionados de lo que parece: la definición de boomer y el mito de una supuesta edad dorada liderada por Barack Obama. He decidido hacer un apaño y combinarlos.
Como muy acertadamente dijo mi corraphaeliano Carlos: es hora de morir |
Desde el momento en que hay individuos que exigen a los jóvenes adultos seguir un modus vivendi de hace treinta o cuarenta años para a cambio no recibir ninguno de sus beneficios, soportan comerse los anuncios de la tele o no comprenden que en el bolsillo llevan una biblioteca donde puede consultarse todo el conocimiento acumulado por la humanidad hasta para las cuestiones mas nimias, la categoría de "boomer" es más que válida. Boomer no es sólo una referencia a la generación del Baby Boom (el origen real del término), o a ser un negado con la tecnología. Esas son definiciones fáciles, poco interesantes y además puede haber boomers menores de cuarenta años enfrentados a jovencitos de ochenta.
Los verdaderos boomers son quienes creen vivir aún en el mundo que murió hace dos décadas, que ya entonces llevaba mucho en decadencia. Que ven en las noticias saltar incendios aquí y allá pero no tienen el más mínimo interés en informarse del por qué de esos fuegos que consumen nuestra civilización. Que creen que siguiendo caminos trillados los que venimos después podremos tener en un periquete una casa con césped, perro, coche, familia y una pensión asegurada tras jubilarnos... y que si no tenemos todo eso es porque somos unos miserables. O peor: conocen el estancamiento de nuestras sociedades pero por pura inquina quieren hacer pasar a los demás por el mismo tubo que les dio cierta comodidad a cambio de volverlos unos cínicos.
Porque a los demás también nos toca sufrir, supongo.
Así son los boomers de la tele, del periódico, de wall street, del gobierno y de los partidos políticos. Mucha caña se da a los millenials (y a veces con razón), pero si hay tantos ofendidos profesionales y gente enferma es precisamente esos boomers, que han desmantelado completamente la capacidad de adaptación y resiliencia de sus alumnos, amigos, hijos y audiencia. Que les han prometido un mundo que ya no existe y les han impedido aprender a recuperarse de las expectativas rotas. Poco escarnio han recibido, en mi opinión, porque con creces merecen el calificativo peyorativo por el que ahora se los conoce.
Son culpables también de haber encumbrado a la actual clase política en la mayoría de países de nuestro vecindario y no echarla a la calle cada vez que se prueba como un fraude. En el caso de España hemos pasado por el abisal Zapatero, famoso por remarxizar a un PSOE que muy tímidamente se había liberalizado y resucitar las fantasmagorías del fin de la historia o el regreso a un estado adánico pre-guerra civil; y por el cobarde Rajoy, hombre de otro tiempo carente de toda iniciativa y temeroso de las ideas. A Rajoy lo pusimos ahí para poner parches en las vías de agua abiertas por Zapatero y se mantuvo en el poder para contener a sus hijos ideológicos, a los que él (bueno, realmente su vicepresidenta) dio alas. Ahora tenemos a Sánchez ¿y qué podemos decir de él que no haya dicho ya? Si Zapatero fue abisal, el actual presidente directamente es antimateria con ego.
Pedro Sánchez juega a ser una especie de Barack Obama de cuarta o quinta fila, y lo hace porque seguramente Iván Redondo (hechicero de la corte) le ha aconsejado apropiarse de un mito que caló en en ciertas capas de la sociedad. Y Obama en su día ya era heredero del mito del pudo ser representado por la figura de Kennedy, aunque dándole un barniz de este siglo.
Se me hace curioso que en el universo boomer Obama siga teniendo tan buena prensa, lo ven como una especie de santo. Y eso que el premio Nobel de la paz participó en doce conflictos armados, autorizó operaciones de comando en siete países (que sepamos) , mantuvo catorce mil hombres en zonas de guerra (sin contar otros despliegues) y promovió cambios de régimen que abocaron a la inestabilidad y a la guerra civil en muchas naciones, sobre todo en Oriente Medio. Sólo en 2016 lanzó 26.171 bombas. La crisis migratoria en Europa y los discursos importados que hacen que en todo Occidente no estemos tirando de los pelos son en gran medida obra suya. Obama también radicalizó la política migratoria iniciada por Clinton y continuada por Bush: baste decir que las famosas jaulas para niños en la frontera con Mexico las puso él y no el macaco anaranjado que lo siguió.
¿Por qué sigue siendo un referente para tantos? ¿Y por qué ahora estamos tan emocionados con el gobierno del que en su día fue el vicepresidente de Obama y un redomado belicista desde su juventud? Estamos completamente ciegos.
El regreso de la weltpolitik |